Federico Gredilla y Gauna, nació en el nº 4 de la calle de la Zapateria, de Vitoria, el día 22 de julio de 1859 y falleció en 1919.
Tenía 21 años cuando ya se destacaba su personalidad y se presentía en él una figura sobresaliente. El periódico "El Anunciador Vitoriano" de 30 de octubre de 1880 publicaba un comunicado en el que se hacia referencia a una información que el día 3 del mismo mes recogía "El Imparcial", con la lista de los escolares que en la Universidad Central habían alcanzado los premios ordinarios y extraordinarios en los exámenes de sus licenciaturas en las diversas Facultades, y bajo el título "Cuadro de honor", decía: "Una de las tareas más gratas de la Prensa periódica es la de elogiar el trabajo y ensalzar la aplicación donde quiera que se manifiesten. En estos concursos universitarios donde los jóvenes escolares empiezan a probar la lucha nobilísima siempre entablada en el terreno de las ciencias como fuente inagotable de verdad y de adelanto se adivinan los primeros destellos de la inteligencia. Los nombres que a continuación insertamos son profecía de glorias futuras".
Y, entre esos nombres, fugura en primer lugar el de Federico Gredilla, hijo de Vitoria.
Respecto a él agregaba el mencionado periódico vitoriano que su padre, ya difunto, y su madre, laboriosa y pobre artista, a fuerza de incesante trabajo y privaciones, había dado carrera a su hijo.
"Sepa pues la ciudad de Vitoria que tiene un hijo que después del brillantísimo paso que acaba de dar en su carrera, puede ser algún día honra para la patria de San Prudencio y digno estímulo para su juventud estudiosa. Y, ya que la Universidad ha premiado como se merece a D. Federico Gredilla y Gauna, es de esperar que nuestro Excmo. Ayuntamiento no sea menos justo y generoso que aquella con este joven tan aprovechado, dispensándole todas las protecciones necesarias para que pueda vencer los obstáculos que se le presenten para el desarrollo de su inteligencia, obtención de mayores triunfos y que pueda ser con el tiempo una gloria del país".
"El Anunciador Vitoriano" acertó en su vaticinio.
Para entonces, ya Gredilla, terminada su carrera, se había presentado a oposiciones optando a las plazas vacantes de la Facultad. A los dos años lo encontramos doctor en Ciencias, ayudante por oposición del Museo de Ciencias Naturales y miembro de la Sociedad Española de Historia Natural. Más tarde es catedrático de la Facultad de Ciencias y director y jefe de la Sección de Cultivos del Jardín Botánico de Madrid.
Varias son las obras que Federico Gredilla escribió. Uno de los principales trabajos es "Corografía botánica". Por ella, a la que habían antecedido los "Apuntes de la corografía vasco-navarra", entiende la geografía botánica de una región, o sea, el estudio de la distribución general de las plantas o aspectos que presenta la vegetación de un país, y especialmente las regiones agricolas, así como las regiones y zonas botánicas que en el país a estudiar deben establecerse.
En la introducción de la obra expone el plan de la misma, no limitándose a una enumeración de plantas, sino que estima imprescindible hacer una reseña de los conocimientos orográficos, hidrográficos y geológicos precisos a fin de deducir con dichos datos, que tanto influyen en el clima de un país, todo lo que puede afectar al aspecto general de la vegetación y, por consiguiente, a la distribución racional de las regiones agricolas y zonas de vegetación que deben establecerse en las provincias vascongadas y Navarra.
En el primer capítulo hace referencia a los antecedentes históricos, viendo cómo los botánicos antiguos no se preocupaban de estudiar la organización y funcionamiento de las plantas dando más importancia a las aplicaciones de éstas que conocieron en pro de las necesidades de la vida.
En el País Vasco-Navarro no constan antecedentes de botánicos hasta el periodo de la dominación árabe, en el que aparece un árabe de Corella. A partir de éste menciona los trabajos de varios botánicos, destacando como muy notables los relativos a la denominación eúskara y castellana de las plantas que crecen en la región.
En siguientes capítulos estudia el aspecto general de la vegetación, apreciando la influencia que la atmósfera y el suelo ejercen en la corografía botánica vasco-navarra. Una de las causas que más directamente intervienen en el desarrollo, floración y fructificación de las plantas es el clima.
En el país vasco-navarro hay dos regiones climatológicas totalmente distintas; una llana o ligeramente surcada de montañas, de 513 metros de altitud, en la que se comprende la llanada de Vitoria, y otra, muy quebrada y derivada del nervio principal de la cordillera pirenáica, que va descendiendo hacia el mar.
Otro capitulo está dedicado a las regiones agricolas: del olivo, de la vid, de los cereales, de los prados y de los bosques, advirtiendo el carácter psicológico y las costumbres del labrador. Y otro capítulo a las regiones y zonas botánicas.
Al hablar de las llanuras se detiene en Vitoria, la más extensa del país vasco-navarro, en la que rios de algún caudal, como el Zadora, el Zalla y otros, tienen cubierta la superficie de sus aguas por bellas ninfáceas, que en Alava conocemos como "zapalotas".También habla del "Viburnum lantara" impropiamente conocida como zumaque, que ha dado lugar a distinguir el camino de la Zumaquera donde predomina dicha especie..
Señala la vegetación que caracteriza las dehesas, especialmente la de Olárizu, las de "La Chaparca", con cuya denominación distinguen los cazadores los montes de Vitoria, las encinas y bojes de la sierra de Badaya, los robles de los montes de Villarreal y de Araya, los pinos de Cuartango y la diversidad de especies en la sierra Ambina o Amboto.
Como enseguida nota el cambio colosal en la vegetación al acercarse a la Rioja. "Allí el brusco cambio de clima en una y otra ladera niega albergue al romero, salvia oficinal y belladona por el Norte y consiente que el hombre establezca los extensos viñedos y olivares más estimados de toda España por el Sur". La flora de esta zona meridional alavesa y la contigua de Navarra la aprecia Gredilla como una de las más ricas en especies, en atención a la dulzura de su clima y a sus condiciones de protección.
En el capítulo sexto se dedica a las leyendas de las plantas, con una enumeración de las plantas vasculares, que alcanza un total de 1274, con sus nombres castellanos, alaveses y eúskaros. Que completa con un índice alfabético de botánicos y colectores de plantas cuyos trabajos se relacionan con el país vasco-navarro.
Otras obras de Federico Gradilla son: La Biografía de D. Javier Arizaga y relación de los nuevos manuscritos botánicos publicados y anotados por él, que editó la Diputación de Alava en 1915; "Itenerarios botánicos" del mismo Arizaga y editados en 1914 por la misma Corporación; la Biografía de José Celestino Mutis, con la relación de su viaje y estudios prácticos en el reino de Granada", de América; "El Jardín Botánico de Madrid. Su origen, importancia científica y relaciones internacionales", editado en 1911; "Estudio sobre los meteoritos" (1902); "Excursión botánica por las provincias de Sevilla y Cádiz" (1903); "Digestión del almidón" (1903); "Datos nuevos que incluir en la flora hispano-lusitana" (1903); "Indicaciones climatológicas que se deducen de la flora general de la peninsula" (1914); "Citología vegetal" (1907); "Jardín Botánico de Madrid" (años 1911 y 1915); "Catálogus séminum in hortus botánico matritense" (años 1901, 1906 y 1915); "Nota necrológica del Sr. Rodriguez Femenias" (1905) y "Noticia necrológica de D. José Masoluano y Eulate, Marqués de Socorro" (1913).
Federico Gredilla solía venir todos los veranos a Vitoria. Y dice en su "Corografía botánica": "Me enorgullezco cuando digo que soy alavés, o cuando manifiesto que he nacido en Vitoria; y es que allí hay una cultura y, por tanto, una veneración hacia las plantas como en pocas partes se ve; allí no se consideran los paseos como simples parques de recreo; allí se fijan en la diversidad de especies vegetales que ante su vista tienen, no sólo para contemplarlas, sino para estudiarlas minuciosamente; allí no se distrae haciendo daño a las plantas como desgraciadamente ocurre en varios puntos de España; allí, ni siquiera pasar por imaginación alcanzar furtivamente una u otra flor, no porque sepan el oportuno correctivo que se deja sentir cuando se quebrantan las ordenanzas municipales, sino por ser innato en aquellos habitantes el amor, el respeto, la consideración y la protección que merece el trabajo de los demás, máxime si redunda en beneficio del pueblo; así se explica difrute, por ejemplo, Vitoria de un paseo llamado "Florida", que es la admiración de propios y extraños.
Federico Gredilla pudo verse atraido por la botánica ya que su abuelo paterno era boticario. Así consta en el empadronamiento del año 1828, en cuyo año, con 45 años de edad;, vivía también en la calle vitoriana de la Zapatería, aunque en casa distinta a la de su nieto, cuyo padre contaba entonces solamente 7 años.
Otro Gredilla residía en la misma calle, de oficio satre. El mismo de uno de los populares personajes vitorianos de fines del siglo XIX y principios del XX, Narciso, célebre entre las tertulias pintorescas de esos tiempos, que solía amenizar con una guitarra.
Sacado del trabajo de ingreso, en la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País Comisión de Alava de Venancio del Val, titulado "Botánicos alaveses"